Basado en la escena del pintor renacentista Rafael, la “Sacra Conversación” del Vaticano, a su vez inspirada en el modelo de Madonna con santos de Ticiano, que se encuentra en el museo de Ancona, el relieve de Orejudo se centra en la representación de la Madona coronada por ángeles.
En las esquinas, graciosos angelitos rematan el arco de medio punto.
La obra original se presenta como una aparición que domina la escena: los santos estan exentos en el paisaje y la Virgen, con el niño en su regazo, separada de ellos. Es así una doble aparación: para los santos y para el propio espectador.
En un primer momento la obra fue colocada en la iglesia de Santa Ana en Foligno, de ahí su nombre, por una monja, sobrina del donante.
En 1747 formó parte del botín de Napoleón y fue trasladada a París. Tras la restitución paso a su destino final en la Pinacoteca vaticana.